Situado en el punto más alto de la ciudad, el Castillo de Alandroal, clasificado como monumento nacional, es una construcción militar de finales del siglo XIII y está considerado como uno de los mejores ejemplos del arte mudéjar en el Alentejo.
Esto demuestra que, a pesar del cambio de poderes y de la incorporación de los territorios a la corona portuguesa, las comunidades musulmanas de "mouros forros" permanecieron en los territorios del sur.
Uno de los mayores vestigios de esta permanencia es la lápida situada en la torre derecha de la puerta del castillo, donde el maestro de obras no sólo se identifica como el musulmán “Mouro Galvo”, sino que inicia el texto de la lápida con una versión en caracteres latinos del lema utilizado por los reyes nazaríes de Granada, invocando a Alá.
La inscripción ha sido considerada como una de las marcas más importantes del arte mudéjar en nuestro país y revela la existencia de un contratista islámico encargado de realizar las obras del castillo entre 1294 y 1298, por encargo de la Orden de Avis, lo que demuestra el entendimiento entre la mayoría cristiana dominante y la minoría islámica que perduró, así como el mérito que aún tenían los artistas formados en la "escuela" de Al Andaluz.
El legado islámico del castillo se manifiesta también en algunos rasgos encuadrables en la arquitectura militar dominante en las fortificaciones de Al Andaluz, como el predominio de torres cuadrangulares con la misma configuración que las torres de las murallas islámicas de Sevilla, y la pequeña ventana de la alcazaba del castillo, construida en su interior en ladrillo macizo pero con el exterior en mármol, diseñando un vano con arco de herradura enmarcado por un "alfiz" o marco, típico de los sistemas decorativos de la fase final del dominio islámico.
Situado en el punto más alto de la ciudad, el Castillo de Alandroal, clasificado como monumento nacional, es una construcción militar de finales del siglo XIII y está considerado como uno de los mejores ejemplos del arte mudéjar en el Alentejo.
Esto demuestra que, a pesar del cambio de poderes y de la incorporación de los territorios a la corona portuguesa, las comunidades musulmanas de "mouros forros" permanecieron en los territorios del sur.
Uno de los mayores vestigios de esta permanencia es la lápida situada en la torre derecha de la puerta del castillo, donde el maestro de obras no sólo se identifica como el musulmán “Mouro Galvo”, sino que inicia el texto de la lápida con una versión en caracteres latinos del lema utilizado por los reyes nazaríes de Granada, invocando a Alá.
La inscripción ha sido considerada como una de las marcas más importantes del arte mudéjar en nuestro país y revela la existencia de un contratista islámico encargado de realizar las obras del castillo entre 1294 y 1298, por encargo de la Orden de Avis, lo que demuestra el entendimiento entre la mayoría cristiana dominante y la minoría islámica que perduró, así como el mérito que aún tenían los artistas formados en la "escuela" de Al Andaluz.
El legado islámico del castillo se manifiesta también en algunos rasgos encuadrables en la arquitectura militar dominante en las fortificaciones de Al Andaluz, como el predominio de torres cuadrangulares con la misma configuración que las torres de las murallas islámicas de Sevilla, y la pequeña ventana de la alcazaba del castillo, construida en su interior en ladrillo macizo pero con el exterior en mármol, diseñando un vano con arco de herradura enmarcado por un "alfiz" o marco, típico de los sistemas decorativos de la fase final del dominio islámico.
Leer más >
Leer menos