El patrimonio judío sefardí existente en Portugal dejó marcas profundas y decisivas para el desarrollo del país a lo largo de los tiempos. Durante la fundación de Portugal las comunidades sefardíes, o judíos de la península Ibérica, ayudaron al poblamiento del territorio conquistando a los moros.
Protegidos por los monarcas portugueses y a pesar de profesar una religión diferente, los judíos gozaban de libertad de culto y de instrucción.
De esas comunidades de hombres de negocios, de ciencia y de letras, filósofos, médicos, astrónomos; saldrían grandes contribuciones para el país.
En la medicina se destacaron Moisés Navarro, médico del rey D. Pedro I, Ibn Yahia ha Zaken ben Salomon, médico del rey D. Fernando I, José Zarco y Ephraim ben Sancho, médicos del rey D. Afonso V y el Maestro Nacim, el primer especialista en enfermedades de los ojos.
Otras personalidades fueron relevantes en la época de los Descubrimientos portugueses: Pedro Nunes, gran matemático; José Vizinho o Vecinho, que también fue médico de D. João II y que perfeccionó el astrolabio náutico, aparato para medir la posición de las estrellas; Abraão Zacuto, cuyo Almanach Perpetuum, que contenía las tablas de declinación solar, era ampliamente utilizado en la navegación de alta mar; Jehuda Cresques, conocido por su pericia en la construcción de brújulas; Maestro Jácomo, que había sido cartógrafo del rey de Aragón.
En 1496, el Edicto de Expulsión de judíos en Portugal los obligó a la conversión al catolicismo convirtiéndolos en cristianos nuevos. Muchos salieron del país, pero otros se quedaron y mantuvieron su fe de forma secreta.
Grandes nombres de la medicina como Amato Lusitano (João Rodrigues de Castelo Branco), Garcia de Orta, Rodrigo de Castro y Zacuto Lusitano huyeron de Portugal, instalándose en Salónica, Goa, Venecia y Ámsterdam, respectivamente.
El tiempo fue apagando las marcas de la presencia judía en la vida y en la memoria de los portugueses. Subsistieron, sin embargo, vestigios de la permanencia de los judíos por todo el país, desde la arquitectura al urbanismo de ciudades, villas y aldeas; pasando por la toponimia (Rua da Judiaria, Beco do Judeu, Calçada do Mestre, Travessa da Sinagoga), por el lenguaje y costumbres, por la cultura y mentalidades. Trancoso, Belmonte, Guarda o Castelo de Vide son algunas de las localidades donde aún se pueden ver marcas e inscripciones simbólicas esculpidas en las casas de las antiguas juderías.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Portugal recibió millares de judíos que huían de las persecuciones nazis. En 1940, el cónsul portugués en Burdeos, Aristides de Sousa Mendes, desobedeció las órdenes del gobierno portugués y salvó decenas de millares de vidas a través de la concesión de visados a refugiados judíos. En 1966, Yad Vashem, Memorial del Holocausto, le concedió el título de «Justo entre las Naciones» en nombre del Estado de Israel.
La comunidad judía ha existido legal en Portugal desde 1912.
Actualmente, la comunidad tiene orígenes y culturas muy diversas: un judaísmo de origen esencialmente marroquí y de Europa Central con cerca de 200 años de presencia, concentrado esencialmente en Lisboa; un judaísmo de raíz criptojudía, en Belmonte, pero también en Oporto y en Lisboa, remontando en algunos casos a la presencia judía desde antes de la expulsión; un judaísmo más reciente, en Lisboa, Oporto y Algarve, producto de la globalización y de la apertura política y económica verificada en las últimas décadas, viniendo de los diferentes continentes, especialmente de América Latina.
En el norte de Portugal, son testigos de esta presencia, los museos de Oporto y de Carção, y en Braganza, el Memorial y el Centro de Interpretación de la cultura sefardí.
En el centro del país, invitamos a conocer los vestigios de la presencia judía en las localidades de Guarda, Trancoso, Tomar, Castelo Branco, Vila Cova à Coelheira, Alenquer o Torres Vedras.
En la región de Lisboa, descubra la razón por la cual Cascais y Estoril fueron escogidas por millares de refugiados de los conflictos armados que asolaron Europa en el siglo XX visitando el Espacio Memoria de los Exilios. En Lisboa, puede también recorrer los lugares, dentro de la Muralla Fernandina cerca de la Rua Nova, donde se situaban los barrios judíos en los siglos XII y XIV. Ahí se encontraban la Judería Grande y las Juderías Pequeña y de Alfama, ambas situadas enfrente de la zona de los astilleros navales.
Más al sur, en la región del Alentejo, visite las juderías de Évora, Elvas y Castelo de Vide. En Algarve, las ciudades de Lagos, Faro y Tavira fueron las que más atrajeron judíos en la época de los Descubrimientos.
En Oporto, Belmonte y Lisboa encuentra sinagogas con culto.
En pleno océano Atlántico, en las islas Azores, se residenciaron familias judías en el siglo XV y más recientemente en el siglo XIX, particularmente en las islas de S. Miguel, S. Miguel, Terceira y Faial. Al final del siglo XIX, debido a la crisis económica la presencia judía entró en declive y la mayoría de los judíos de las islas emigró a Lisboa.
Madeira también habría atraído a algunos judíos a lo largo de los siglos XV y XVI y se habrían residenciado en Funchal, pero de estos solo hay memoria en los registros de la Inquisición, ya como cristianos nuevos.
La herencia judía forma parte de la identidad portuguesa. Son innumerables las ciudades, villas y aldeas que combinan historia, cultura religiosa y patrimonio rico en memorias evocativas de la presencia judía en Portugal, que lo invitamos a descubrir.
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