Es innegable el lugar que los judíos tuvieron en el desarrollo de Castelo Branco. Con la llegada de los judíos expulsados de Castilla en 1492, la población judía podría haber aumentado en un 60 %.
La judería de Castelo Branco se ubicaba entre la Rua D’Ega y el tramo norte de las murallas. Sus dos ejes fundamentales eran la Rua D’Ega y el tramo norte de lo que hoy es la Rua da Misericórdia desde el cruce con aquella calle. Naturalmente, habría existido una sinagoga. Se presume, sin conformación arqueológica, que se situó en el actual nº 10 de la Rua da Misericórdia.
En el casco antiguo, donde estaba la judería, aún se pueden encontrar varios vestigios simbólicos judíos, entre ellos una Menorá (dañada con una figura cruciforme superpuesta) y un Mezuzá.
Castelo Branco fue el lugar de nacimiento de figuras sin par en la historia de Portugal. Aquí nació Afonso de Paiva (c. 1443 - c. 1490), judío, explorador designado por D. João II, para, con Pêro da Covilhã, explorar el Medio Oriente buscando informaciones sobre el Camino Marítimo hacia la India. Algunas de las figuras principales de la historia de la medicina internacional, los judíos Amato Lusitano (1511-1568) y Elias Montalto (1567-1616), también nacieron aquí. En el centro de la ciudad, junto al jardín de las plantas medicinales de Amato Lusitano, se levantó en 1956 frente al ayuntamiento una estatua de bronce a la memoria de este gran médico.
La influencia del judaísmo en esta ciudad fue tal que, en la zona sur del mismo jardín de los obispos en el Palacio Episcopal, construida en el periodo pombalino, la estatua del cardenal rey D. Henrique, 1er. Inquisidor-General del reino, es tratada en tamaño despreciable, tal como las de los reyes Felipes. En cuanto a la estatua de Moisés, encimando la cascada del mismo nombre, es por sus pies que pasa el agua, símbolo de la fuente de la vida que irriga todo el jardín, convirtiéndose simbólicamente en la figura más prominente.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, se iniciaron 400 procesos en la Inquisición dentro del área intramurallas de la villa, por denuncia de judaísmo, contranaturales o habitantes de Castelo Branco, de los cuales resultaron 14 muertos. La Casa de la Memoria de la Presencia Judía en Castelo Branco permite al visitante una mejor comprensión de este pasado de la ciudad.
Es innegable el lugar que los judíos tuvieron en el desarrollo de Castelo Branco. Con la llegada de los judíos expulsados de Castilla en 1492, la población judía podría haber aumentado en un 60 %.
La judería de Castelo Branco se ubicaba entre la Rua D’Ega y el tramo norte de las murallas. Sus dos ejes fundamentales eran la Rua D’Ega y el tramo norte de lo que hoy es la Rua da Misericórdia desde el cruce con aquella calle. Naturalmente, habría existido una sinagoga. Se presume, sin conformación arqueológica, que se situó en el actual nº 10 de la Rua da Misericórdia.
En el casco antiguo, donde estaba la judería, aún se pueden encontrar varios vestigios simbólicos judíos, entre ellos una Menorá (dañada con una figura cruciforme superpuesta) y un Mezuzá.
Castelo Branco fue el lugar de nacimiento de figuras sin par en la historia de Portugal. Aquí nació Afonso de Paiva (c. 1443 - c. 1490), judío, explorador designado por D. João II, para, con Pêro da Covilhã, explorar el Medio Oriente buscando informaciones sobre el Camino Marítimo hacia la India. Algunas de las figuras principales de la historia de la medicina internacional, los judíos Amato Lusitano (1511-1568) y Elias Montalto (1567-1616), también nacieron aquí. En el centro de la ciudad, junto al jardín de las plantas medicinales de Amato Lusitano, se levantó en 1956 frente al ayuntamiento una estatua de bronce a la memoria de este gran médico.
La influencia del judaísmo en esta ciudad fue tal que, en la zona sur del mismo jardín de los obispos en el Palacio Episcopal, construida en el periodo pombalino, la estatua del cardenal rey D. Henrique, 1er. Inquisidor-General del reino, es tratada en tamaño despreciable, tal como las de los reyes Felipes. En cuanto a la estatua de Moisés, encimando la cascada del mismo nombre, es por sus pies que pasa el agua, símbolo de la fuente de la vida que irriga todo el jardín, convirtiéndose simbólicamente en la figura más prominente.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, se iniciaron 400 procesos en la Inquisición dentro del área intramurallas de la villa, por denuncia de judaísmo, contranaturales o habitantes de Castelo Branco, de los cuales resultaron 14 muertos. La Casa de la Memoria de la Presencia Judía en Castelo Branco permite al visitante una mejor comprensión de este pasado de la ciudad.
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