La ciudad islámica de Faro, originalmente llamada Ukxûnuba (transcripción en árabe de su nombre latino Ossonoba), vio cambiar su nombre en el siglo XI por el de Santa Maria Ibn Harún, cuando se produjo el milagro descrito en una de las canciones del rey Alfonso X de Castilla: en las murallas de la ciudad había una imagen de la Virgen, patrona de la comunidad cristiana residente, que los musulmanes arrojaron al mar, haciendo que la tierra y el mar dejaran de producir. El entonces gobernador musulmán, Mohamed ibn Saíd ibn Harun, rescató la imagen del mar e invocó a Santa María para que le ayudara. Se produjo el milagro y la tierra comenzó a dar frutos de nuevo y el mar tuvo abundancia de peces. La ciudad comenzó a llamarse Santa Maria Ibn Harún, nombre patronímico que dio origen al nombre actual de la ciudad.
La privilegiada situación geográfica y sus riquezas naturales y defensivas, exaltadas por varios poetas y geógrafos andaluces, hicieron que durante la ocupación islámica la ciudad portuaria adquiriera una importancia regional, sólo rivalizada por Silves.
La toma de la ciudad de Faro, junto con la conquista de los últimos bastiones musulmanes en el Algarve, en 1249, por parte del rey Alfonso III, puso fin a la dominación islámica del reino portugués.
El actual trazado urbano de la ciudad todavía permite ver las Murallas perimetrales que protegían la ciudad, un núcleo actualmente conocido como Vila-Adentro. La idea original de proteger el núcleo fue obra de Ben Bekr, un príncipe musulmán del siglo IX.
De la época islámica data también la Puerta Árabe, que era la entrada a la ciudad para los que llegaban por mar. Se considera el único ejemplo de arquitectura árabe en Portugal, teniendo en cuenta el buen estado de conservación y el hecho de que aún se encuentra en su ubicación original, y que todavía podemos ver el interior del Arco del Pueblo (Arco da Vila). Tras la invasión almohade, en el siglo XII, se construyeron dos torres albarranas para reforzar las defensas de la ciudad, que actualmente están integradas en el Arco del Reposo.
Si quiere saber más sobre el legado islámico en Faro, no deje de visitar el Museo Municipal de Faro, el segundo museo creado en el Algarve en 1894, donde podemos encontrar verdaderos tesoros arqueológicos de la época islámica.
La ciudad islámica de Faro, originalmente llamada Ukxûnuba (transcripción en árabe de su nombre latino Ossonoba), vio cambiar su nombre en el siglo XI por el de Santa Maria Ibn Harún, cuando se produjo el milagro descrito en una de las canciones del rey Alfonso X de Castilla: en las murallas de la ciudad había una imagen de la Virgen, patrona de la comunidad cristiana residente, que los musulmanes arrojaron al mar, haciendo que la tierra y el mar dejaran de producir. El entonces gobernador musulmán, Mohamed ibn Saíd ibn Harun, rescató la imagen del mar e invocó a Santa María para que le ayudara. Se produjo el milagro y la tierra comenzó a dar frutos de nuevo y el mar tuvo abundancia de peces. La ciudad comenzó a llamarse Santa Maria Ibn Harún, nombre patronímico que dio origen al nombre actual de la ciudad.
La privilegiada situación geográfica y sus riquezas naturales y defensivas, exaltadas por varios poetas y geógrafos andaluces, hicieron que durante la ocupación islámica la ciudad portuaria adquiriera una importancia regional, sólo rivalizada por Silves.
La toma de la ciudad de Faro, junto con la conquista de los últimos bastiones musulmanes en el Algarve, en 1249, por parte del rey Alfonso III, puso fin a la dominación islámica del reino portugués.
El actual trazado urbano de la ciudad todavía permite ver las Murallas perimetrales que protegían la ciudad, un núcleo actualmente conocido como Vila-Adentro. La idea original de proteger el núcleo fue obra de Ben Bekr, un príncipe musulmán del siglo IX.
De la época islámica data también la Puerta Árabe, que era la entrada a la ciudad para los que llegaban por mar. Se considera el único ejemplo de arquitectura árabe en Portugal, teniendo en cuenta el buen estado de conservación y el hecho de que aún se encuentra en su ubicación original, y que todavía podemos ver el interior del Arco del Pueblo (Arco da Vila). Tras la invasión almohade, en el siglo XII, se construyeron dos torres albarranas para reforzar las defensas de la ciudad, que actualmente están integradas en el Arco del Reposo.
Si quiere saber más sobre el legado islámico en Faro, no deje de visitar el Museo Municipal de Faro, el segundo museo creado en el Algarve en 1894, donde podemos encontrar verdaderos tesoros arqueológicos de la época islámica.
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