Bragança

La comunidad judía de Bragança era ya muy significativa en la Edad Media. Los judíos se mencionan en el Fuero de 1187, documento que organizaba administrativamente y judicialmente la ciudad, dado por el rey D. Sancho I, el segundo rey portugués. La judería organizada ya existiría al inicio del siglo XV. Los sucesivos monarcas le concedieron varios privilegios a esta comunidad bastante dinámica a nivel económico.

Con la expulsión de Castilla en 1492, el peaje establecido en Bragança habría dejado pasar cerca de 3.000 judíos venidos de Benavente, en España.

La vitalidad de esta comunidad judía se demuestra por la cantidad de procesos en la Inquisición de hombres y mujeres de Bragança, rondando las 800 personas, y por la dimensión cultural, científica y económica de algunos personajes nacidos en la región o allí con orígenes.

Bragança perdió el lugar central judío en al nordeste peninsular, con la fuga, la prisión y la muerte de muchos de sus más capacitados individuos. Muchos judíos del nordeste transmontano vieron a sus hijos partir a la diáspora.

Muchas familias conservaron sus costumbres y su identidad religiosa y, después de casi tres siglos de persecución inquisitorial, al inicio del siglo XX aún había una comunidad criptojudía (constituida por judíos supuestamente cristianos debido a que los bautizaban, pero que profesaban la fe judía en secreto) que se dinamizó. En la década de los años veinte del siglo XX volvió a existir una sinagoga y una escuela judía para los niños. Sin embargo, el régimen fascista del Estado Nuevo, con algunos rasgos antisemita, hizo desaparecer este resurgimiento.

Bragança tiene hoy dos espacios dedicados a recuperar la memoria y la identidad sefardí: el Centro de Interpretación de la Cultura Sefardí del Nordeste Transmontano y el Memorial y Centro de Documentación Bragança Sefardí, situados en la “Rua dos museus”.

El evento cultural evento Terra(s) de Sefarad: Encontros de Culturas Judaico Sefardita se realiza en esta ciudad. este evento bienal transcurre durante cinco días e incluye una vasta programación musical, artes plásticas y de cine, paralelamente a un Congreso Internacional, siempre con la cultura sefardí como fondo.