En Portugal, los lugares dedicados al culto mariano permiten realizar un viaje por la historia, la cultura y el arte, mezclando lo sagrado y lo devoto en iglesias, pinturas y esculturas, romerías y peregrinaciones, auténticos ejemplos vivos de la cultura de un pueblo.
Fátima, lugar de aparición de la Virgen ante los tres pastorcillos en 1917 es, sin duda, el principal local de culto. Desde entonces y especialmente los días 13 de cada mes, este lugar de fe y paz recibe peregrinaciones que alcanzan su máximo exponente en mayo y octubre, cuando miles de personas acuden a expresar su fe, de un modo que, seas o no creyente, te dejará tocado.
La devoción a María, Madre de Dios, marca la historia del mundo cristiano. En Portugal, empezó con el nacimiento de la nación y se fue consolidando a lo largo de los siglos, dejando un legado mariano riquísimo de norte a sur del Portugal continental y en las islas de Madeira y las Azores, y que, sin duda, te sorprenderá.
Con el nacimiento del país se estimuló la construcción de catedrales, iglesias y capillas dedicadas a la Virgen y aparecieron imágenes y reliquias de la misma. En el siglo XII, el Monasterio de Alcobaça, construido por la Orden del Císter y centro espiritual de estas tierras consagradas a Santa María, tiene su origen en una promesa del primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, que invocó su auxilio en la conquista de Santarém a los moros. Más tarde, en el siglo XIV, el rey D. João I, agradecido por haber vencido a las tropas castellanas en la batalla de Aljubarrota, mandó construir el Monasterio de Batalha dedicándoselo a Santa María da Vitória.
Durante la Edad Moderna (siglos XV a XVIII), el culto y la devoción por la Virgen fue en aumento como respuesta a la Reforma Protestante. Se crearon fiestas como la del rosario o la de las Mercedes y se fundaron órdenes religiosas consagradas a la Virgen bajo varias invocaciones. En 1646, el rey D. João IV corona la imagen de Nossa Senhora da Conceição de Vila Viçosa como reina de Portugal, dejando los reyes portugueses de usar corona desde entonces.
En honor a la Virgen María se celebran procesiones y romerías, que asumen características relacionadas con las costumbres de cada lugar. Si en Lamego la imagen es llevada en un carro de bueyes, en Viana do Castelo, Constância o Albufeira, los barcos de pescadores hacen las veces de pasos que surcan las aguas. La imagen de Nossa Senhora do Cabo Espichel es ella misma la peregrina y recorre diversas parroquias de los alrededores de Lisboa, acercándose a los creyentes que la reciben con pompa y devoción.
En Portugal, los altares marianos te llevarán de un extremo al otro del país al encuentro de lugares, monumentos y tradiciones de varios períodos históricos y culturales que te invitamos a descubrir.